El nombre de “La encina de Zeus” no es propiamente filosófico, aunque la temática de este blog sea en su mayor parte filosófica. No obstante, es sobradamente conocida la metáfora del árbol del conocimiento ofrecida por Descartes.
¿Por qué la encina? Porque es nuestro árbol más característico. “En un país con árboles pequeños o regalos a las montañas y las vegas de los ríos, la encina aparece como el gigante negruzco de tallo corto y grueso, de copa amplia y espesa, capaz de albergar a todos los animales de la dehesa y de alimentarlos con su fruto: las bellotas” (NEWMAN, A. Árboles guardianes de la magia). Además, dicen que Zeus, el rey de los dioses, meditaba debajo de una encina para encontrar solución a sus problemas.
Por todo ello, ¿qué mejor lugar para reflexionar, dialogar y respirar que una encina?...
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lunes, 27 de junio de 2011

LAS RELACIONES ENTRE LA ÉTICA Y LA POLÍTICA

Os invito a reflexionar sobre las relaciones entre la ética y la política en nuestra sociedad. Quizás es necesario volver la mirada hacia la Politeia griega, donde el bien común primaba sobre el bien individual, y donde el ser humano se concebía como ser social por naturaleza, ciudadano antes que individuo. Sencillamente se entendía que las leyes democráticas nos hacen más libres, por lo que su cumplimiento no solo se impone como un imperativo legal, fundamentalmente se nos presenta como una condición moral indispensable en tanto que ciudadanos.
En nuestros días, con las últimas agitaciones sociales con motivo de los movimientos en torno al 15-M, esta reflexión se hace imprescindible. Para iniciarte en el debate, te sugiero la  lectura pausada de la disertación filosófica realizada, antes del movimeinto 15-M, por Juan Luis Ramírez García, alumno de primero de bachillerato, titulada: “Revolución moral frente a política”. Merece la pena dedicar unos minutos a su lectura. Si deseas descargar la disertación solo tienes que hacer clic aquí.
Para participar en el debate publica en esta entrada tu comentario.

5 comentarios:

  1. Hola José María

    He leído (y releído) esa disertación "Revolución moral frente a política" que versa sobre un mayor sentido moral en la política de nuestro tiempo. Realmente si pedimos una mayor moralidad en la política, a mi parecer deberíamos establecer una moral lo suficientemente aceptada como para que no discorde con ninguna opinión individual,o que en su defecto, no la coarte. Esta moral debe ser elaborada atendiendo, según este texto y a parte de otros elementos, a la naturaleza humana. He aquí un gran error, según mi opinión. No confiemos en ideas anticuadas como las del "buen salvaje" de Rousseau. El ser humano no es que sea ni bueno ni malo por naturaleza, es egoísta (no analizaré aquí si este rasgo sería asimilable por el concepto más general de "bueno" o de "malo"). Con esta idea, no me opongo a la concepción actualmente más aceptada de Aristóteles que considera al ser humano como "social por naturaleza", sino que trato de buscar una inclinación natural hacia esa sociabilidad, y, efectivamente la encuentro en el egoísmo. Sería un poco extenso de explicar esta concepción, además se apartaría del objeto de este debate, pero sí añadiré que el ciudadano encuentra trabas para desarrollar su egoísmo al cien por cien, trabas que el político, aunque no completamente, no encuentra. De este modo la política hipócrita y decadente que observamos hoy día no es más que un reflejo de la naturaleza humana, por lo que su "redención" a través de la naturaleza humana como propone Juan Luis Ramírez García no es una opción.
    Por otro lado, la ética que proporciona una moral para la vida civil, como bien lo expresa Weber (autor nombrado en esta disertación), no puede ser la misma que la de la política. Con esto no quiero decir que se la ética y la política deban ir separadas, o que la política se rija por un "todo vale" sino que su ética tiene que ser diferente, al menos estando en un sistema capitalista como el que estamos. Ahora bien, si este sistema, el capitalista decae, y en su lugar se establece su antagonista, es decir, el comunismo, la cosa cambia. En un sistema comunista, la misma ética vale tanto para la vida civil como para la política. ¿Por qué ocurre esto?

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  2. (Ya que no me permitían hacer un comentario tan extenso, he tenido que continuar en este)


    Todo tiene que ver con un elemento también nombrado en la disertación de Ramírez: el bien común. En el comunismo, este elemento es buscado (al menos teóricamente) sin excepciones, con la consiguiente pérdida de la vida individual en pos de la del Estado (entendido éste como la representación de todos los ciudadanos). En el capitalismo, la vida individual y la del Estado coexisten, de manera que la política de este sistema, se debe dirigir, a través de una doble ética, a esa doble realidad. Esto no es necesario en el comunismo por la simple razón de que en este sistema, la vida individual no existe. No quiero que en este análisis del comunismo, harto general, se vea una concepción del mismo como un sistema totalitario, ya que no me refiero al comunismo llevado a la práctica, ya que este no es más que una degeneración del autentico comunismo teórico establecido por Karl Marx, al que me refiero.
    La idea del bien común es algo que realmente no comparto ya que como he expuesto, si perseguimos el bien común negamos la individualidad del ciudadano y si queremos perseguirlo, pero manteniendo las libertades individuales caemos en una chapuza como es el capitalismo, en el que ni una cosa ni la otra es conseguida. No es que persiga la anarquía, donde la naturaleza del individuo es lo que prevalece al ser este el único que se gobierna, sin atender ni mucho menos y aunque se diga lo contrario, a la sociedad en su conjunto; creo en la completa libertad mental del individuo, el pensamiento de este vuela libre aunque no pueda siquiera expresarlo (en ese caso vuela incluso más). De manera que la política, aunque no lo parezca por este extenso comentario, no me es de gran importancia.
    Bueno, espero no haberme extendido demasiado en este análisis de una disertación con la que, a pesar de su forma muy cuidada y grandes aciertos, no comulgo mucho.

    Un saludo.

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  3. En mi opinión, ética y política se encuentran separadas actualmente, ya que los políticos buscan su propio beneficio y no luchan por la igualdad , ni por la mejora del país. Creo que para sacar el país a flote es necesaria la unión de los distintos partidos políticos, apartando los ideales de cada partido. Con el fin de tener un país en auge y no exponer el país a un rescate político , entre otras temáticas a tratar del país. por estas razones creo que tanto ética como política están separadas ya que si se encontraran unidas se buscaría el bien común ante el bien individual, no existiría el nivel de corrupción que existe en España actualmente, entre otras cosas.
    Un saludo, Lucía Mariscal Gago

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  4. La efectividad de la gobernabilidad del Estado se vincula directamente con aquellos valores morales que le sirven de práctica social. Hoy, más que en otros momentos, la ciudadanía busca y reclama la aplicación de las leyes de acuerdo a principios éticos. Según se oye en la calle o por lo que se dice en los medios de comunicación de masas en nuestras sociedades, la ética cotiza al alza mientras que se ha ido imponiendo un concepto muy empobrecido de la política, un concepto peyorativo, muy alejado, en cualquier caso, de lo que fue el concepto clásico, griego, de política, en el momento del nacimiento de la ética. En nuestras sociedades actuales se identifica, por lo general, la política con el engaño, la mentira y la manipulación de las gentes.
    Cualquier político o gobernante que tenga el poder legislativo de cualquier comunidad está obligado a gobernar ciñéndose a las leyes vigentes, promulgadas y conocidas y no por medio de decretos improcedentes y todo esto debe estar dirigido únicamente a los fines de la paz, la seguridad y el bien público. Esta pequeña oferta de salubridad gubernamental no es exclusivamente deontológica, en el sentido de adscribir a lo que ya está escrito en el Derecho Positivo, sino que también es teleológica, en cuanto apunta al fin de la moralidad del quehacer político.
    Para gobernar en democracia hay que tener su requisito básico: la virtud. No solamente se debe tratar de que los hombres sean buenos, sino de evitar que sean malos. La ética tiene un importante impacto público en la estabilidad y sostenibilidad del orden social y democrático, pues si el vínculo de confianza entre ciudadanos e instituciones se rompe y las personas no se sienten representadas o protegidas por las organizaciones, se pueden sentir proclives a apoyar iniciativas políticas no democráticas.
    Las organizaciones, como las personas, tienen una ética y un clima moral y, en el caso de la administración pública, los principios que deben servir de referencia para la toma de decisiones surgen del conjunto de valores mínimos de ciudadanía a partir de los cuales cobra sentido la democracia.
    La eficacia y la justicia son los atributos con los que se espera que la administración pública cumpla su función. Para ello se requieren medios técnicos y humanos. Cuentan entre los primeros: un diseño institucional ordenado, bien reglamentado y gestionado por objetivos. Ahora bien, las herramientas técnicas sin marcos éticos para integrarlos en la cotidianidad institucional están ciegas; por esa razón, es menester añadir la ética a la técnica, entendida, no como un catálogo de buenas intenciones sino como un brújula para razonar correctamente y tomar decisiones bien fundamentadas.
    Una administración pública inmoral genera desconfianza, inestabilidad e inseguridad. Es imprescindible que los ciudadanos confíen en sus instituciones. Esto significa que las personas crean y estén convencidas de que bajo ese orden político e institucional podrán realizar su proyecto de vida. Si este vínculo se rompe, si las personas no se sienten representadas o protegidas por estas organizaciones, es posible que se sientan más proclives a apoyar iniciativas políticas no necesariamente democráticas, bajo la promesa de que tendrán mejores oportunidades para realizar sus planes vitales. De modo que la ética tiene un importante impacto público en la estabilidad y sostenibilidad del orden social y democrático.
    El empeño de la ética es servir como brújula, como referencia en la construcción de una sociedad mejor, que apuesta por superarse a sí misma.
    La ética es una parte de la filosofía. Fundamental, puesto que trata de las obligaciones del hombre, de cómo debe comportarse de acuerdo a la razón y con el objeto de construir y mantener una sociedad armónica, en la que todos puedan cumplir con sus deberes y obligaciones.
    Los principios de la ética son obligatorios para todos y en todas las circunstancias. Hay circunstancias que justifican el abandono, la suspensión de la norma, hablaríamos entonces de la desobediencia civil.

    Rosa Mª Orellana Piña

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  5. Mi opinión es que la política necesita volver a sus orígenes, reencontrarse con su sentido más completo y exigir un cambio, progresivo, de todos sus elementos, principalmente de las personas que pretenden representarnos. Para ello, es imprescindible una profunda reflexión y darles un plazo amplio de tiempo. A esta situación hemos llegado a lo largo de muchos acontecimientos de la Historia, no podemos pretender hacer cambios de manera radical, porque no los considero positivos. Pero sí es imprescindible que se establezcan claramente los límites, se concreten, porque ahora parece que todo vale y en este aspecto es fundamental recurrir a la ética. La moral, tan devaluada, necesita su lugar,y necesita ser conocida por todo el que quiera entrar en política.

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