El nombre de “La encina de Zeus” no es propiamente filosófico, aunque la temática de este blog sea en su mayor parte filosófica. No obstante, es sobradamente conocida la metáfora del árbol del conocimiento ofrecida por Descartes.
¿Por qué la encina? Porque es nuestro árbol más característico. “En un país con árboles pequeños o regalos a las montañas y las vegas de los ríos, la encina aparece como el gigante negruzco de tallo corto y grueso, de copa amplia y espesa, capaz de albergar a todos los animales de la dehesa y de alimentarlos con su fruto: las bellotas” (NEWMAN, A. Árboles guardianes de la magia). Además, dicen que Zeus, el rey de los dioses, meditaba debajo de una encina para encontrar solución a sus problemas.
Por todo ello, ¿qué mejor lugar para reflexionar, dialogar y respirar que una encina?...
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sábado, 2 de febrero de 2013

¿HEMOS EVOLUCIONADO MORALMENTE?

El ser humano ha alcanzado un gran desarrollo científico-técnico. Basta con echar una mirada a nuestro entorno para ser conscientes de ello: electrodomésticos que nos facilitan las tareas domésticas, sistemas informáticos computarizados, Internet (como la gran revolución en la comunicación e información), vehículos inteligentes, desarrollos impresionantes en el ámbito de la medicina y la biotecnología, avances interminable en la telefonía móvil, etc. Así, en pocos años hemos alcanzado cotas de avance científico-técnico insospechadas por nuestros antepasados inmediatos.
Sigamos mirando, con una mirada más profunda: observemos nuestras acciones y decisiones. Analicemos nuestro comportamiento desde una perspectiva moral, entendida como una de las dimensiones propiamente intrínsecas al ser humano, como ya señaló el viejo Aristóteles. Detengámonos unos instantes en el análisis del desarrollo evolutivo del razonamiento moral realizado por Lawrence Kohlberg, psicólogo contemporáneo discípulo de Jean Piaget, que tras su estudio del desarrollo de la conciencia, llegó a la conclusión de que, a pesar de la pluralidad de contenidos morales (valores y normas), se puede hablar de esquemas universales de razonamiento vinculados a la propia psicológica, en función de los cuales  evolucionamos de esquemas más infantiles y egocéntricos a esquemas más maduros y altruistas. En general establece, siguiendo esta escala evolutiva, seis estadios de madurez creciente, con razonamientos morales diferentes. Los tres primeros corresponden a etapas de escasa madurez moral, propia de una conducta heterónoma: 1. En este estadio nos regimos por el esquema premio/castigo, obedeciendo las normas por miedo al castigo. 2. Este nivel corresponde al esquema moral propio de una conducta egoísta: “haz lo que quieras mientras no me perjudique”. Se buscan los propios intereses. 3. Aquí el esquema moral sería cumplir con las expectativas que los demás esperan de ti. Nos mueve el deseo de agradar y ser aceptados. 4. En este estadio comienza la autonomía moral. Se trata de cumplir con el deber, con lo socialmente establecido, atendiendo a la propia responsabilidad. 5. Aquí tiene gran importancia el contrato social, el comportamiento se rige por los derechos que están por encima de todas las instituciones. 6. En este estadio a conducta moral se rige por principios éticos universales, que tienen prioridad sobre las obligaciones e instituciones. Es el momento de la madurez moral necesaria para el “disenso”, la disconformidad, oposición o contrariedad con lo establecido. Corresponde al esquema moral  propio de la ética de la reciprocidad: “Haz a los demás lo que quisieras que te hicieran a ti". Me atrevería a señalar que es posible añadir un estadio más, que siga planteando los principios éticos universales, como modelo propio de la plena autonomía moral. No obstante, sugiero que la regla de oro de la reciprocidad sigue vinculada a la heteronomía, en tanto que se rige por un principio de responsabilidad recíproco, es decir, aquel en el que se espera algo del otro. Es necesario formular un nuevo principio de responsabilidad no recíproco,  planteado desde la verticalidad moral, es decir, mirando más allá de nuestro entorno, más allá del horizonte moral de los que nos rodean. Es el principio de responsabilidad propio de la maternidad/paternidad; desde el que no se espera nada, en el que se pierde por completo la horizontalidad moral. Quizás es un principio utópico, un ideal, algo así como las “Ideas de la razón” de Kant.
Teniendo en cuenta este análisis del desarrollo moral, y atendiendo a una valoración general de nuestra sociedad desde el punto de vista moral, ¿en que estadio se encuentra la mayoría de las personas? ¿Podríamos asegurar que la mayoría se situaría entre los tres primeros, y algunos podrían alcanzar el cuarto? ¿Los últimos estadios estarían reservados para personas muy especiales, y formarían un grupo reducido? Si todas las respuestas a estas preguntas son afirmativas, ¿por qué hemos evolucionado tanto a  nivel científico-técnico y tan poco a un nivel moral? ¿Muchos de los problemas de la sociedad del siglo XXI pueden estar relacionados, entre otros aspectos, con nuestra inmadurez moral? ¿Quizás nos hemos olvidado alimentar otros aspectos del ser humano que tal vez anden en la indigencia, aferrándonos al saber científico- técnico y no a la “sabiduría”?
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1 comentario:

  1. Yo creo que la mayoria de las personas, actualmente se localizan entre los estadios 1-3 y raramente en el 4, a partir de ahí solo las personas que razonan, y con buenos principios morales se encuentran en ellos, ya sea por obeceder las leyes o por recapacitar por la situación de otro antes que la tuya, ya que a este tipo de personas no les gusta que le hiciesen lo que no harían a alguien. Las personas que se encuentran en los estadios menores, le dan mucha importancia a la sociedad y al estar en ella, en ser aceptados en un grupo y en alegrar a las personas que desee para estar orgullosos de ellos sin tomar importancia a las consecuencias finales.
    Alberto Gómez 4ºB

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