IV CAFÉ FILOSÓFICO. IES "CARLOS III"
http://comunicacionticluz.blogspot.com/2017/05/actividad-ii-cibercultura-creacion-e.html
Tema: "LA CIBERCULTURA: ¿EL REINO DE LAS SOMBRAS?"
Lugar: Asociación Cultural Vela y
Mora. Prado del Rey (Cádiz).
Día y hora:
viernes, día 16 de noviembre, a las 17:30 horas.
Organiza: IES "Carlos III".
Colabora: Asociación cultural Vela y Mora.
REFLEXIÓN INICIAL
“Todo fluye, nada permanece".
Heráclito
de Éfeso, filósofo presocrático griego.
Todo
parece indicar que, al final, Parménides de Elea, filósofo presocrático griego,
se equivocaba, a pesar de ser aplaudido por la cultura occidental, y quedar
inmortalizado por la metafísica tradicional, al afirmar que el devenir, el cambio es un engaño de
nuestros sentidos. Así es, al final, parece que Heráclito, su antagónico “contemporáneo”,
y su máximo defensor, Nietzsche, tenían razón: todo cambia, todo fluye, y nada permanece.
Solo
basta con mirar a nuestro alrededor para percibir que estamos inmersos en un
continuo proceso de cambio, tanto en el mundo natural como el sociocultural.
Inmersos en un devenir que escapa a los dictados de nuestra lógica racional de
la que tanto presumimos, especialmente la que está avalada por la ciencia; hoy
día encumbrada en el trono del saber y
arropada por la “sombra de la verdad”.
Si
nos centramos en nuestro contexto sociocultural, observamos que, de forma
vertiginosa, está cambiando nuestro modo de vivir y de entender el mundo.
Movidos por una cosmovisión virtual y acelerada de la realidad, que está
transformando nuestros esquemas mentales, nuestros valores y nuestra forma de
mirar el mundo.
En
esta espiral de cambios y transformaciones, las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación juegan un papel esencial, y especialmente
Internet que está generando una transformación radical a nivel cultural, social
y existencial: nuevas formas de comunicación y relación interpersonal,
interconexión global, desarrollo de la inteligencia colectiva, un nuevo
lenguaje, el digital; acceso instantáneo a una información global, cambios en
la percepción vital y espacio-temporal, etc. En definitiva, se trata de una
sociedad digital alimentada por una cibercultura[1] con la que construimos
una realidad virtual, para muchos la auténtica realidad, fundamentada en la
libertad absoluta y en el anonimato, entre otros seductores pilares.
En
este sentido, la realidad virtual está más viva que nunca, a golpe de una
tecla, de un tic, de un solo movimiento de los dedos. Dicen que somos “nativos
digitales” conectados con un nuevo cableado neuronal: Internet, telefonía
móvil, redes sociales... Con un nuevo universo donde los abrazos, los besos y
las lágrimas han dejado de ser reales para convertirte en iconos e imágenes
aparentes. En este universo es fácil dejar de ser auténticos, perder nuestra
dignidad, nuestra libertad. ¿Estamos construyendo una ética de la apariencia,
donde la verdad, la felicidad, la amistad, y todo lo que nos hace humanamente
dignos son ecos de la realidad? ¿Seguimos cautivos en el interior de la caverna
que ya vislumbró, hace mucho tiempo, uno de los pensadores más universales de
todos los tiempos, Platón, en su famoso Mito
de la caverna?
Hagamos un poco de memoria colectiva:
este mito platónico es como un cuento, con moraleja incluida. En él, nos pide
Platón, que imaginemos una caverna subterránea que tiene una abertura por la
que penetra una luz. En el fondo de esta caverna viven personas atadas desde la
infancia, y no han salido nunca de la misma. Solo ven sombras de objetos
materiales proyectadas en el muro del fondo de la gruta. Para ellas la realidad
está constituida por sombras. Para Platón, estos prisioneros representan a la
mayoría de la humanidad que permanece durante toda su vida viendo solo sombras
de la realidad y oyendo únicamente ecos de la verdad. Su opinión sobre el mundo
es de lo más inadecuada, pues está deformada.
Esta
alegoría refleja la condición del ser humano que renuncia a su libertad,
dejando que otros piensen y decidan por él, creyendo que la realidad es como
estos quieren que sea. Es la vida sonámbula sumergida en la ignorancia. No se
trata de la ignorancia de no saber, sino de la ignorancia de creer que se sabe,
cuando en realidad se está engañado, en tanto que creemos que pensamos por
nosotros mismos, pero no es así, ya que pensamos lo que piensan los demás: los
poderes, los medios de comunicación, la publicidad, las redes sociales, el
grupo de WhatsApp, etc.
¿Seguimos
estando cautivos?, ¿seguimos creyendo que somos libres, pero en realidad
estamos sometidos, llamando libertad a nuestras propias cadenas?
¿Seguimos
viviendo en el Reino de las Sombras
que nos narcotiza y atontece, perdiendo parte de nuestra dignidad, la libertad?
Tenemos
que revelarnos contra la dictadura de las sombras que se alimentan ferozmente
en esta sociedad consumista, egoísta, virtual y aceleradamente globalizada. Es
importante estar alerta, en estado de insomnio consciente. Para ello, debemos
ser autónomos, pensar por nosotros mismos. Ya lo reclamaba en 1784 el gran
pensador ilustrado Immanuel Kant, en su obra ¿Qué es la Ilustración?: “¡Sapere
aude![2]
¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!”. Como muy bien afirma, la
pereza y la cobardía son las causas de que muchas personas renuncien a su
libertad en favor de dejarse llevar, de que otros piensen por ellos. Como él
mismo dice en su obra: ¡Es tan cómodo no
estar emancipado! Tengo a mi disposición un libro que me presta su
inteligencia, un cura de almas que me ofrece su conciencia, un médico que me
prescribe las dietas, etc., etc., así que no necesito molestarme. Si puedo
pagar no me hace falta pensar: ya habrá otros que tomen a su cargo, en mi
nombre, tan fastidiosa tarea…”
Esta
pereza y cobardía nos hace renunciar a uno de nuestros mayores bienes, la
libertad, la autonomía de ser nosotros mismos, perdiendo con ello nuestra
propia dignidad. El precio de todo ello
es el sonambulismo y la esclavitud, cayendo en las garras de la ignorancia más
dañina y manipulable.
Así es, las sombras siguen
existiendo, fruto de una sociedad globalizada y consumista, donde el consumo se
ha convertido en la principal fuente de ocio, situando al centro comercial como
la caverna del presente. La mayoría de la humanidad está bajo el embrujo y el
espejismo de las grandes marcas, que disfrazan sus tentáculos comerciales con
pensamientos emotivos y grandes dosis de moralidad. Creemos que buscan lo mejor
para la humanidad, cuando en realidad se sirven de estas estrategias para
disfrazar sus verdaderas intenciones: convencerte para que consumas y los hagas
más ricos: ¡Viva el consumismo! ¡Viva el capitalismo! No nos engañemos, ni Coca-Cola
“destapa la felicidad”, ni McDonald´s es el paraíso familiar de comida
saludable. Asimismo, la industria tecnológica está creando necesidades donde no
las hay, y juega con un aliado consumista subliminal, la obsolescencia
programada: los electrodomésticos, las videoconsolas, y en general cualquier
aparato tecnológico viene con fecha de caducidad programada. Que mi móvil no es
compatible con la nueva aplicación superdivertida de Pokémon GO, ¡me tengo que comprar la nueva ya! Que mi
impresora se ha averiado, ¡de nada sirve arreglarla, me cuesta más que una
nueva! Y, qué decir de nuestro preciado tesoro, ¡el móvil!, inmiscuido en lo
más profundo de nuestra propia intimidad, es más, esta la hemos perdido en
favor de una ceguera social que nos invita a compartir, no solo lo que tenemos,
también lo que somos, con amigos virtuales que desconocemos, pero están ahí, no
como personas, sino como números, como entidades virtuales. El móvil se ha convertido en la herramienta de
la felicidad, y esta en una realidad virtual, donde importa más lo que
aparentas ser que lo que eres.
La espiral sigue creciendo,
para bien y para mal. Quizás es el momento de detener la espiral, al menos por
unos instantes, para reflexionar sobre la cibercultura
y sus consecuencias.
En este sentido se pueden
plantear los siguientes interrogantes:
1.
¿Cómo ha
modificado Internet, el uso del móvil y las redes sociales las relaciones
humanas y la sociedad en general?
2.
¿Qué ventajas e
inconvenientes tiene estos cambios? ¿Benefician más que perjudican?
3.
¿Sobre qué
valores se está construyendo la nueva sociedad digital? ¿Se perderán valores,
costumbres y esquemas mentales que tradicionalmente han acompañado a la
humanidad?
4.
¿Estamos
inmersos, como señalan algunas voces apocalípticas, en un camino de autodestrucción
de la propia humanidad?
5.
Si esta cibercultura nos aleja de los
fundamentos de la humanidad, ¿cómo podemos reconducir la espiral en la que nos
encontramos? ¿Será necesario que se dé una brusca y dolorosa sacudida para que
seamos conscientes del cambio climático, el consumimos feroz, el egocentrismo,
y otros importantes problemas que debemos solucionar?
6.
¿Todo esto no es
más que una visión apocalíptica de los cambios que están teniendo lugar, y a los
que debemos adaptarnos para construir una nueva sociedad que no debemos temer?
7.
Si estamos
construyendo una cibercultura, ¿qué derechos y deberes tendrá el
ciberciudadano?
8.
¿Hacia dónde
evoluciona nuestra sociedad?
[1]
Cultura asociada al mundo de las redes informáticas y a la realidad virtual.
[2]
¡Atrévete a saber!