El intelectualismo moral ha sufrido grandes críticas como teoría ético-política. Es posible señalar que estas críticas estas realizadas desde una lectura “academicista” de los planeamientos éticos de Sócrates y Platón, al entender la identidad: conocimiento = virtud = felicidad, desde una perspectiva contemporánea y occidental del conocimiento. Es decir, al entender que el saber (conocimiento teórico-científico) es necesario y suficiente para llevar una buena vida. El conocimiento al que hacen referencia los clásicos es al que se entiende como sabiduría, en su plena dimensión teórico-práctica. Así, desde el intelectualismo moral, para ser justo es necesario “saber” realizar la justicia, pero aquí esta palabra no solo designa un conocimiento explícito y teórico de la justicia sino la posesión de una habilidad o disposición para la realización de acciones justas. Es decir, la sabiduría implica dominar el arte de ser feliz, la ética, por lo que no es suficiente un conocimiento científico de la realidad. Por ello, con buen criterio, Platón no proponía un tecnócrata como gobernante sino un sabio.
Desde esta nueva lectura del intelectualismo moral, ¿necesitamos que nuestros políticos sean tecnócratas? ¿La ética es imprescindible para la política?... Reflexiona y comenta.